NUEVA AUTOPISTA DE PEAJE ENTRE BAYONNE Y BURDEOS. UN INFIERNO CON LLUVIA.

Lo ideal es hablar con conocimiento de causa y ya me temía que la transformación en autopista iba a tener algún inconveniente aparte de pagar 7 euros por un tramo que antes era gratuito y que no tiene alternativa por otra carretera convencional. 

Después de pagar tres pequeños peajes sucesivos entre Irún y Bayona, la autopista muestra su nueva cara con tres carriles por sentido y la posibilidad de que los camiones puedan adelantarse entre ellos. La velocidad sube a los 130 km/h y los 110 km/h ya son historia,pero no todo son alegrías precisamente. 

Lo habitual en las autopistas francesas es que la lluvia las convierta en un infierno absoluto, donde con la menor precipitación el agua queda retenida en la calzada y proyectada hacia todos los vehículos gracias a los neumáticos de los que los preceden. Con una ligera lluvia ya no se ve un pimiento y en caso de fuerte precipitación la autovía se convierte en un embalse que raramente drena o echa fuera el agua. Para eso se pone la limitación a 110 km/h en caso de lluvia, que resulta claramente insuficiente si se quiere garantizar la seguridad.

La alegría se acaba pronto y según nos aproximamos a Burdeos la autopista A-63 retorna a los dos carriles tradicionales en una zona con tráfico denso y en un tramo común a la autopista que lleva a Arcachón. Si vamos en dirección España los tres carriles también terminan cerca de Bayonne, justo donde hay más coches circulando. En la circunvalación por el oeste se está añadiendo un tercer carril para agilizar el tráfico.

Por cierto que hay algún radar colocado expresamente para pillar a despistados en rectas infinitas que de pronto exhiben una limitación a 110 km/h prácticamente sin ningún margen para reducir la velocidad.

Durante el mismo día que hice el viaje por esta ruta también recorrí la A-8 entre Cantabria y Asturias, comprobando que si diluvia la carretera parece seca y toda el agua que cae no es problema para el limpiaparabrisas. Las autopistas españolas superan en este aspecto a todas las francesas que he conocido. Lo gracioso es que si miras de frente conduciendo parece que están cayendo chuzos de punta y basta mirar por la ventanilla para comprobar que prácticamente no llueve.

Para el que hace el viaje Irún-Burdeos los dos nuevos puntos de peaje funcionan sin ticket, al igual que ocurre con los tres tradicionales, tal y como ocurre en algunas autopistas españolas como la AP-9.

1 comentario:

Toni dijo...

¡Vaya tela! O sea que para ir a Burdeos ahora hay que pagar y encima sin alternativa gratuíta. Y luego nos quejamos aquí...